Uno de los desafíos más grandes al ir desprendiéndose de un pensamiento religioso, es como tratar con nuestros familiares creyentes más cercanos, los cuales pueden incluir tu pareja, hijos, también padres, etc. ¿se puede lograr una armonía y una convivencia sana a pesar de ya no coincidir con los dogmas religiosos de la familia?

Aquí te comento 5 puntos que deberías de considerar para vivir en armonía con tu familia si es creyente y tú eres ateo.

Una de las primeras acciones a tomar lógicamente no es el enfrentamiento con ellos o tratar de imponer nuestro pensamiento ateísta, esto se debe de dar en forma progresiva, quizá mencionando algunos puntos de vista que no compartes sobre la religión que profesaste o la que profesa tu familia.

Por ejemplo, si tu familia tiene una fe cristiana, deberías de seguir acompañándolos a misa o al templo, aunque no participes activamente, poco a poco tu familia respetará tus motivos de no hacerlo y con acompañarlos, de hecho no volverás a ser creyente sólo por ello.

A pesar de ello, no esperes que tu familia inmediatamente acepte totalmente tu pensamiento ateísta, dado que el ateísmo lamentablemente siempre se ha asociado a una aversión a Dios, se tiene la imagen de que un ateo es una persona desordenada, sin límites y que, como no cree en Dios puede cometer todos los pecados que quiera.

Dada esta horrorosa imagen que muchos creyentes tienen de una persona atea, lo segundo que tenemos que hacer es demostrar a nuestra familia que no hay nada que temer, que seguimos siendo los mismos y que no necesitamos de mandamientos o preceptos para ser buenas personas (suponiendo que lo eres).

Aquí es donde tenemos que sacar a relucir lo mejor de nosotros, destacando nuestros principios y valores, así nuestra familia tendrá confianza en nosotros y podrá comprobar que el tener la ausencia de creencia en dios no es sinónimo de perdición, de esta forma podrá aceptar, aunque no comparta, tu punto de vista.

Sigue respetando la religión que profesa tu familia, recuerda que de ahí vienes, pero por tus propios motivos ahora tu pensamiento acerca de la religión no es el mismo, respeta sus creencias, si tienen que orar en la mesa, participa, ponte en silencio y si deseas tú también agradece a la vida por lo que tienes, si antes tú eras el que dirigías la oración, ahora por respeto ya no deberás de hacerlo, si te piden que ores, entonces agradece por lo que tienes y manifiesta lo que deseas.

En visitas con amigos o parientes, puedes indicar que tienes la ausencia de creencia en un dios si lo deseas, pero nunca comiences una discusión que ninguno a ganar, nadie deja de creer en un dios de la noche a la mañana y peor aún si tratas de convencerlo con tus argumentos, recuerda el tiempo y la experiencia que te tardo a ti tener la posición que tienes con respecto a las creencias religiosas.

Además, no es necesario estar hablando de religión, porque es como hablar de futbol o política, así que guárdate las ganas de “informar” tu punto de vista si nadie te lo pide, salvo si alguien te confronta.

Las acciones valen más que mil biblias o escrituras religiosas, así que, demuéstrale a tu familia que también puedes ser mejor humano, siendo consciente de tu humanidad y siendo responsable de tus actos, sin la necesidad u obligación de creer que exista un dios y profesar una religión.

Recuerda también que un verdadero ateo no “odia a dios”, simplemente tiene la ausencia de la creencia en alguno.

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