Hoy pude ver varios videos interesantes sobre astronomía y ciencia, todos fueron publicados hace 3 años en un canal de YouTube.
Entre los videos que pude ver hoy, destaque uno en el que autor analiza la existencia de Dios y las diferentes religiones, el autor expuso su punto de vista manifestando siempre respeto por todas las religiones y quienes la profesan.
A pesar de ello, en la sección de comentarios, pude leer uno en el cual se decía que “no había que manifestar ningún respeto por las religiones porque no se lo merecen”, no quise responder aquel comentario porque fue de hace 3 años, pero quiero aprovechar a exponer mi punto de vista sobre aquel comentario en particular.
Cuando hablamos de “respeto” a las religiones que se profesan, en realidad creo coincidir en qué nos referimos al respeto que se debe de tener a la persona que la profesa, porque es su credo o fe, la gran mayoría de los creyentes en las religiones nacieron y crecieron con ellas, además existen muchas personas buenas y centradas que las profesan.
Desde que el ser humano tuvo ojos para ver y un cerebro para analizar su entorno, pudo observar fuerzas implacables de la naturaleza, fuego, aire, tempestad o astros imponentes como el sol o la luna y los creyeron y adoptaron como dioses.
Si generalizamos el comentario que estoy analizando, diríamos que, según él, no deberíamos de respetar ese culto que los antiguos humanos tenían a esas fuerzas y astros y esto suena un poco desatinado.
Lo que tenemos que hacer aquí en este caso es “entender” el desconocimiento de aquellas sociedades sobre lo que observaban y no podían comprender, hoy con la tecnología y la ciencia hemos podido conocer que mucho de lo divino de nuestros ancestros no tenía nada de ello.
Todo cae por su propio peso y no es necesario odiar o no respetar las creencias religiosas, podemos convivir con ellas a pesar de la ausencia que tenemos muchos de nosotros sobre ellas.
Cómo no creyentes, vivamos en paz, tranquilos y felices de ser lo que somos, de que, entre miles de personas, somos los pocos que debido a numerosos acontecimientos hemos dejado de creer en dioses y podemos observar al universo como a nosotros mismos.
Vivamos orgullos de nuestra ausencia de la creencia religiosa y demostrando a todos que no necesitamos castigos, premios divinos, cielos o infiernos para vivir y comportarnos como una especie que tuvo la suerte de existir y que no somos los renegados, malos o los que no valemos nada sin la creencia de un dios o dioses.
Mostremos a la sociedad que los ateos somos dignos de imitar y que nuestro buen comportamiento no está parametrizado o condicionado a mandamientos o preceptos, sino a valores, fruto de nuestra consciencia e inteligencia.
Los seres humanos somos la forma en el que el universo tuvo consciencia de sí mismo, somos especiales y debemos siempre de vivir orgullosos de ello, no necesitamos odiar o no respetar a las creencias religiosas o quienes las profesan porque son etapas del ser humano.
Tarde o temprano, con ayuda de la ciencia y evolución, llegaremos a ser una sociedad en el que la inteligencia, los valores y los principios dicten los caminos de cada uno de nosotros.
Todos somos los mismos seres humanos, creyentes o no, somos el resultado de la constante evolución y lo seguiremos siendo.