Nuestro cerebro es como un caballo salvaje, le gusta la libertad, no acepta ser dominado, no se da cuenta del poder que tendría y las cosas que haría si tan solo se dejará gobernar por la voluntad del ser humano.

Dominar nuestro cerebro puede ser una tarea más difícil de lo que realmente creemos, pero llegar a hacerlo a voluntad, no daría un gran paso más a nuestra evolución como seres humanos.

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