He comentado en varias ocasiones sobre lo que pienso del ser humano, creo en él, sé que a pesar de sus errores le espera un gran futuro.

Somos los bendecidos por la evolución, somos quienes nos tocó un poco más en la repartición de lo más importante y que nos distingue de las demás especies: la inteligencia.

Esa inteligencia que nos ha moldeado en el transcurso de millones de años y que como resultado de todo ese trabajo nos encontremos en la posición en la que nos encontramos actualmente: “por encima de todo en este mundo”.

Lo escribo entre comillas, porque eso es lo que pensamos, que por ser una especie con mayor evolución, somos lo más importante, los reyes de este mundo, que todas las demás especies, seres vivos e incluso la misma naturaleza tengan que arrodillarse ante nosotros. Creemos que nosotros podemos decidir quien vive y quién muere, quien vale más y quién menos, que tomamos o dejamos, etc.

En otras palabras, nos creemos los dioses, no puedo juzgarnos, nuestra capacidad intelectual y nuestros logros nos han llevado a creer que somos los superiores, hemos construido imperios económicos, grandes comunidades divididas por creencias religiosas, estatus sociales, raza, etc. y hemos creído que todo está bien, que como todo sigue marchando, entonces no hay problema alguno.

Imagen ONG Robin Wood

Pero la naturaleza se ha encargado de darnos “un estate quieto”, en plena guerra comercial entre Estados Unidos y China y entre las pequeñas guerras internas entre los poderes internos de cada estado, un pequeño virus, por su tamaño, casi insignificante y al parecer incapaz de hacernos daño alguno, nos ha dado una bofetada a todos, a la humanidad.

Un gran bofetada para el ser humano, desde el “más pequeño” hasta los presidentes y naciones más poderosas de este mundo, desde el más pobre, hasta el más millonario, para este virus llamado COVID-19, no hay distinción de ningún tipo, actúa como la naturaleza misma, actúa como nosotros hace millones de años, sobrevive y busca perpetuarse.

Un virus tan pequeño que no se puede apreciar a simple vista, incluso inapreciable a través de algunos microscopios, se está encargando de decirnos que él también es importante, que es parte de la naturaleza, que somos vulnerables, que puede aniquilarlos y por miles en poco tiempo, que no somos los creíamos que habíamos llegado a ser.

Tomemos esta experiencia como un antes y después de nuestra humanidad, no es el primer virus que nos ataca ni será el último, quizá llegue uno que aniquile al ser humano por miles, en horas, no lo sé, lo que si puedo saber es que el futuro lo hacemos ahora, el piso que pisarán nuestros hijos es el que tenemos que construir. Basta de atacar la Naturaleza solo porque podemos, basta de atacar a la fauna solo porque podemos, basta de destruirnos solo porque podemos, basta de ponernos fronteras, sean políticas, religiosas, de raza o económicas, solo porque podemos.

Sabemos que podemos, así que, intentemos poder hacer cosas nuevas, destruir las fronteras y los muros que nos dividen, dejemos de lado nuestras acciones egoístas y basadas en lo económico. Dejemos de poner un precio a la vida de cada individuo, si queremos llegar a Marte, ¿no sería mejor llegar a un hospital en donde la medicina te proteja de cualquier virus?, ¿no sería mejor llegar a tener dispositivos tecnológicos que nos protejan y nos brinden una mejor calidad de vida?

El dinero y el poder no lo es todo, pero sin egoísmo, lo podemos enfrentar todo.

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